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Blogs Deco-adicción por Patricia Espinosa de los Monteros

El Secreto está en la Porcelana

El Secreto está en la Porcelana
Patricia Espinosa de los Monteros el

Si yo viviera como una Rockefeller, me habría plantado el domingo en Nueva York, para echarle un vistazo a la colección privada de la Subasta de Peggy y David Rockefeller, una de las colecciones mas increíbles que haya caído en manos de Christies (por algo será), desde 2009 cuando subastaron la colección de YSL y Pierre Bergé, elegiría los tesoros que quiero y después me retiraría a mi apartamento para sufrir en soledad con unos “orfidales”, la tensión de la pujas que comienzan hoy (aunque las online ya lleven unos días en marcha y acaben el 11 de Mayo) y no, no me quedaría ni con el Matisse, ni con la maravillosa niña de la cesta de Picasso, que hoy, en la subasta nocturna, superará con seguridad, todas las previsiones de ventas,

18 platos japoneses periodo EDO Arita en estilo Imari. 700-900$

No, yo seguramente me quedaría con las lilas y rosas de Manet o bien con las flores de Odilon Redon o incluiría una casa de Hopper y, desde luego, me haría un lote con varias de sus vajillas,  seguro que me picaría con la Marly Rouge de Sèvres (otro trending topic fijo de ventas en la subasta de mañana), con el juego de postre del XIX de Porcelana de Paris, decorado con flores y frutas y que viene de casa de Lucy T. Aldrich, tía de David y su  introductora en el mundo de la decoración y el coleccionismo; ya puestos, me apunto a la vajilla de hoja de tabaco del periodo Quianlong de 1770, unos platos japoneses y una vajilla de Paris en verde manzana, pero claro! yo no soy una Rockefeller y me he vuelto un poco loca.

Y es que, ¿qué será lo que tiene la porcelana que vuelve locos a todos los que la conocen?

vajilla de porcelana de Paris 1820 en estilo Sèvres 4.000-6.000$

Salen unos 67 servicios de mesa entre vajillas, juegos de postre, de té y café, platos o fuentes, aparte, claro está, los complementos ornamentales. Y de todas las procedencias y épocas.

La fascinación por la porcelana china, le venía a David Rockefeller, ya de su padre John Jr y de su madre y de su tia, las hermanas Aldrich, autenticas expertas. Cuentan que en casa de su tia Lucy se comía cada semana en una de esas vajillas de museo, para que los niños pudieran apreciar las ventajas de comer en una de estas vajillas. Y es que efectivamente, no es lo mismo tomarte una crema de guisantes en un plato de Cristal d’Arques, que en un Bengala Tiger de Worcester.

13 bowls japoneses periodo Edo del XIX en estilo Imari 4.000-6.000$

Pero David y su esposa Peggy McGraff, aprendieron juntos, compraron juntos, coleccionaron juntos, les divertía y lo pasaron bien. Necesitaban casas grandes para su numerosa prole y les gustaba estar rodeados por la naturaleza, por lo que su paraíso fue Hudson Pines en Pocantico a unos 30 kms de Manhattan y muy cerca de la que había sido la gran casa de sus abuelos y de la que se cuenta que alguien declaró que si Dios hubiera sido rico, se habría comprado esa casa, pero aunque tenían varias residencias mas como Ringing Point, su casa de verano de 6 has y 7 dormitorios o su rancho de Four Winds en el Estado de Columbia con 1200 has, su residencia habitual era el 146 de la 65 W un edifico de cuatro plantas de ladrillo rojo con 8 dormitorios y cuatro de servicio.

David estuvo inmerso en el mundo del arte desde su mas tierna infancia. Y siempre contaba que su madre, atraída por la porcelana, compró muchísimas vajillas que utilizában habitualmente, sobre todo cuando había invitados y recordaba que tenían una habitación en la planta 7ª de su casa de Nueva York, donde guardaban todos los servicios de mesa y las figuras en vitrinas de cristal.  Cuando Peggy y él se casaron empezaron también a comprar porcelana inglesa, oriental y europea.

juego de 3 platos japoneses en estilo Imari segunda mitad del XVII. 800-1200$

Cuentan que al principio de cada semana, durante su largo y feliz matrimonio, ámbos se reunían para unificar sus agendas y ver a quien tenían como invitados esa semana y alli decidían con qué vajilla le agasajarían. Llevaban la cuenta de los servicios utilizados con cada uno de sus invitados y así nunca repetían. Una prueba de su maravilloso modo de recibir, de su arte de la mesa y de que siempre compraban para usar, nunca de adorno, siguiendo las ideas de su padre que pensaba que comprar objetos inútiles era o pecado o una frivolidad.

Al padre de David, (John Jr) ya le había picado el gusanillo de la porcelana previamente, hasta el punto de que adquirió un gran vajilla Jiaquing china de 1805 profusamente decorada, que se conoció como el modelo Rockefeller .

David, sin embargo prefería el el servicio de postre de Sèvres, encargado por Napoleón para Fontenebleau, adquirido por su madre, y que él completó, por su afinidad con la naturaleza y los insectos.

comedor de la calle 54 NY

El arte de la mesa era, en sus casas mas que una costumbre, todo un ritual, desde los manteles, las cristalerías, o la cuberterías y juegos de mesa provenientes de la casa de Hannover que recibieron como regalo de boda, se utilizaba habitualmente.

Pues  las cosas son para usarlas y disfrutarlas y David y Peggy lo sabían.

Ahora, un año después de la muerte de David, según su testamento y siguiendo la tradición de la familia Rockefeller que siempre ha querido devolver a la sociedad lo que ésta  les ha dado, su colección de arte y objetos decorativos vuelven al mercado en 1500 lotes. Por puro sentido filantrópico, ellos se consideraban a si mismos, depositarios temporales de estas piezas de arte, no sus dueños y querían que fueran disfrutadas por alguien que las apreciara, igual que ellos lo habían hecho en su vida.

 

Peggy y David Rockefeller en un baile

Ahora en esta subasta encomendada a la casa Christie’s de Nueva York, los resultados,  estimados en unos 500M $, serán donados a once organizaciones y fundaciones que en vida fueron mantenidos por ellos, centros de arte, como el MOMA, de estudios, como la universidad de Harvard, médicos y de investigación.

Mas información de la subasta aquí

Para seguir el desarrollo de las pujas, @christiesrockefeller en instagram.

Fotos colección Christie’s

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