Hoy hace diez años que se murió Billy Wilder, uno de los primeros de la lista, de cualquier lista. Acabo de ver “Perdición” (próximamente en Cine en Blanco y Negro) y es una obra maestra absoluta, como todo el que la ha visto reconocerá. Pero, aún y así, ni siquiera podría decir que sea la mejor de Wilder, porque Wilder tiene al menos media docena de películas que son la mejor de su filmografía. Yo evitaré hacer una lista, pues coincidiría casi al completo con la de su filmografía entera (tal vez quitaría, y poniéndome estupendo, la de Bésame, tonto; Aquí un amigo y El héroe solitario, pero…). Y tan bueno como su cine ha sido siempre su criterio, su sentido del humor, su cinismo y su total falta de pudor a la hora de decir lo que pensaba (ese cerebro lleno de cuchillas de afeitar). Sus mejores dardos los solía lanzar a la crítica de cine, a cierto tipo de cine “europeo” y a las estrellas más rubias; a pesar de lo cual, siempre dijo que la mejor era Marilyn Monroe y que entre sus pelis favoritas estaban “Ladrón de bicicletas” y “La gran ilusión”. Billy Wilder era alguien que cacheaba las escenas de un guión como un policía de aeropuerto, y no pasaban al otro lado hasta que dejaban allí todo el hierro… Un auténtico detector de metales, fueran baratos o fueran preciosos. Naturalmente que se sigue haciendo cine treinta años después de su retiro y diez después de su muerte; pero no es lo mismo.
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