Pues sí, la película de Sorrentino “La gran belleza” es desigual, con momentos de una profundidad y brillantez apabullantes, y con otros que no son más que puro empaste. No creo que le beneficie su interés por fellinizarse, aunque mi impresión final hacia ella es buena, y la interpretación de Toni Servillo, excelente. Creo que Sorrentino busca tanta coherencia en lo que cuenta y en los modos de hacerlo, que le perjudica al resultado final. Es raro esto que digo, pues la coherencia nunca sobra ni está de más…, salvo aquí, en esta Roma de Sorrentino que se explica estupendamente y que resultaría (creo) mucho mejor película si se explicara una media hora menos. Y lo que hace Toni Servillo en la de Sorrentino, o sea, descomponerse con belleza, como la ciudad, es lo mismo que hace Michael Douglas para Soderbergh en “Detrás del candelabro”, aunque donde hemos puesto belleza ponemos ahora con grotescos oropeles, pues su interpretación del pianista hortera y emplumado Lee Liberace es de calibre alto. La película de Valeria Bruni Tedeschi “Un castillo en Italia” se queda en poco, aunque tiene la fuerza de su directora y actriz, y un sentido profundo y gatopardiano de la familia. Y por terminar, lo que hace James Franco con la novela de Faulkner “Mientras agonizo” es un descalabro; aunque hay que decir en su descargo, que no era fácil. Da la impresión de que James Franco será otra cosa, sí, pero no un tipo humilde.
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