A Victoria Abril le da acidez Hollywood y debe de ser una acidez parecida a la que me da a mí el caviar… Entiendo lo que quiere decir Victoria Abril, y a qué Hollywood cree que se refiere, pero es el más claro ejemplo de frase que no puntúa a favor de tu coeficiente mental, que se vuelve en contra; o sea, un bucle…
Y hablando de bucles, uno acaba con forma de pajarita pisoteada al término de “Looper”, y si luego pretende encontrarle además un sentido, pues pisoteada en su doble acepción (de pies y de pis). Querer encontrarle la lógica a esos viajes en el tiempo es, más o menos, como buscársela a esos viajes en ese espacio tridimensional llamado Metro en hora punta: si no hay más remedio, pues se viaja::: ¿Irse al pasado para que te despache tu propio yo pero con más pelo?… En el mejor de los casos, “Looper” es una película ingeniosa, que despliega un hallazgo y que lo masca como un chicle, posee cierto clima y consigue parecer insólita en varios tramos, pero su personaje central, al menos en su versión joven, resulta sosísimo. Y se empeña la película en no salir de su zona más simplona, el yo, el yo luego y los villanos de pacotilla, dejándose escapar las otras partes mucho más sugerentes, como las del “yo luego” obsesionado por matar niños (en realidad, podría ser el típico asesino múltiple que oye voces que le dicen que viene del futuro y que debe de cumplir una misión) y la de ese niño que te da un grito y te rompe los empastes de las muelas… Dicho lo cual: alguien se ha vuelto un poco loco con la trascendencia de esta peli.
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