El Festival de Cannes está ya ahí, y este es el afiche de esta edición: el hombre de Cinzano pero con la cara de Mastroianni. Supongo que ya todo el mundo (de por aquí, al menos) sabe cuál es el programa, pero si no lo supiera podría imaginárselo. Yo lo miro, y me veo a mí mismo en cualquiera de los muchos años que llevo yendo allí… ¡Sorpresa!… Olivier Assayas, los hermanos Dardenne, Atom Egoyan, David Cronenberg, Ken Loach, Mike Leigh, Nuri Bilge Ceylan, Jean-Luc Godard, Naomi Kawase... Mismo sitio, mismos directores, mismo rollito…, luego este día de la marmota que es el festival de Cannes nos regalará (siempre lo hace) algunas películas maravillosas, o de alguno de estos que están en nómina o de los que aspiran a ello, como Bertrand Bonello, Xavier Dollan, Michel Hazanavicius, Abderraman Sissako o Andrei Zviagintsev. La película inaugural ya promete ser agotadora, la “Gracia de Mónaco” de Olivier Dahan.
Y la sección Una Cierta Mirada, también podría llamarse una habitual cierta mirada, con Lisandro Alonso, Mathieu Amalric, Rolf de Heer, Wim Wenders y, menos mal, Jaime Rosales, que certifica con “Hermosa juventud” su condición de dilecto del festival. También presenta película Ryan Gosling.
Y no quiero cansar mucho con el programa, que ya tendré ocasión de hacerlo cuando llegue el momento. Sólo hago lo propio: criticar el festival de Cannes ahora que puedo, porque luego, cuando vaya viendo todas estas películas de las que ahora me quejo, no me quedará más remedio que ponerlas por las nubes. De la pereza previa al posterior entusiasmo. Cosas de Cannes.
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