Ben Affleck es listo

Un amiguete me ha dejado ‘Adiós, pequeña, adiós’, que no la había visto, y me he quedado perplejo. Primero, porque su director, Ben Affleck, es un tío al que no sé por qué motivo se le tenido siempre por algo tontorrón. Supongo que al ser guaperas y tener tanto éxito con las mujeres, se le coloca en ese estante por algo parecido a la autodefensa (¿?). Segundo, por que es una historia terrible (otra de Dennis Lehane) y está contada con una pericia absoluta y con un respeto por las leyes de la intriga que ya no se suele tener. Tercero, porque, en efecto, el actor y director Ben Affleck tiene un hermano que es un actorazo, Casey Affleck, y se entiende que nominaran al Oscar secundario a Amy Ryan, la madre fumeta de la niña desaparecida…

Y principal: me entusiasma el dilema moral que se le presenta al final al protagonista, que intentaré expresarlo sin revelar lo esencial de la intriga por si hay alguien por ahí que, como yo, la ve tarde… ¿Qué es lo que hay que hacer, lo que se debe o lo que parece más sensato?…

Curiosa, también, la reflexión de un poli, que viene a decir que los del CSI, o sea los investigadores forenses, les han obligado a los maderos de toda la vida a esmerarse (o esquinarse) en la aportación de pruebas, aunque sean falsas, porque los suelen dejar en pelota picada. Y sobre este asunto, dejo hecha ayer una columa magnífica Enric González en El País en la que termina animando a esos telespectadores entregados a que trabajen para la policía en calidad de muertos (los muertos son, en esas series de forenses, los chivatos)…