Monago, indultado por el PP

Mucho se habla de si el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, es un “verso suelto” del partido o un “barón rojo”, por sus continuos desmarques de la ortodoxia popular. Nada más lejos de la realidad. La estrategia de Monago no es más que una  pura maniobra de supervivencia política aunque, eso sí, impregnada de un talante personal cercano a su gente,  que cuenta con todas las bendiciones de los máximos responsables del Partido Popular.

Uno de los objetivos del PP para las próximas elecciones autonómicas es ganar, esta vez por mayoría absoluta, en una de las Comunidades que ha sido un feudo tracional del PSOE y en la que ya ganaron en el 2011, pero en la que tienen que gobernar con un pacto en la sombra con IU, cuyos escaños son fundamentales para ganar las votaciones en el Parlamento extremeño. Y esta meta ya está al alcance de la mano, gracias precisamente a esta política de gestos de Monago, que hoy dice que baja el IVA cultural, frente a lo que aprueba el Gobierno de Rajoy, y mañana sube los impuestos, quedándose tan pancho.

Las encuestas que manejan los populares son muchísimo mejores que las que se publican y apuntan a una mayoría absoluta de Monago. Conscientes de esta circunstancia, la dirección popular admite que a este barón “se le perdona todo” porque es “muy difícil gobernar pendiente de Izquierda Unida”. 

A pesar de estas difíciles circunstancias políticas, Monago sigue siendo aquel político que cada mañana toma café en el bar de siempre, lleva a sus hijos al colegio, cuando puede, y conserva la amistad con el líder de Izquierda Unida al que le unen los duros años de la oposición a un PSOE que gobernaba Extremadura como su cortijo particular.