Cuentan algunos dirigentes populares que en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, en el que Mariano Rajoy anunció su adiós, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, tenía cara de preocupación. Las lágrimas que aparecieron en su rostro cuando se despidió de su amigo, reflejaban algo más.
Los que le conocen, y le observaban desde la distancia, eran conscientes de que, tras el gesto de preocupación, se escondía el sentido de la responsabilidad, de saber qué ha llegado tu momento. El de dar un paso adelante, el de tomar una decisión, que hasta ahora se había ido retrasando, a la espera de que el líder se pronunciara sobre su futuro: “Feijóo es consciente de que ha llegado el momento de decir si quiere liderar, o no, del partido, y no es fácil”.
Todos las miradas en el PP están puestas en el presidente gallego. No es cierto que haya otros candidatos o candidatas con más posibilidades, aunque las ambiciones y aspiraciones de otros afloren en las encuestas o formen parte de las quinielas periodísticas. Es la esperanza blanca para realizar con ciertas garantías de éxito la travesía del desierto que, si la hacen bien, puede durar solo dos años.
Todo los demás van a ser heridas, enfrentamientos y divisiones, que no benefician en nada al futuro del centro derecha español. En este momento solo hay un candidato que concita el apoyo mayoritario y puede ser la garantía de unidad.
Y si es al final el candidato, que le dejen manos libres, que no vuelvan con la coletilla de “renovación por adición”, que es un nuevo tiempo político, en el que en la dirección no debe de haber cuotas para contentar a no se qué familia, ni para pasar facturas internas. Nueva gente, nuevos modos y, si no lo ven así, estarán condenados a vivir largo tiempo en la oposición.
Seguir a Paloma Cervilla en Twitter.
Diez últimas entradas:
La elegancia de Rajoy y la deslealtad de Aznar
El grave error estratégico de Albert Rivera
Pedro Sánchez: gobernar, aunque sea un ratito
Catarsis total o muerte: el futuro del PP
¡¡¡Pablo, negóciame la hipoteca al 0,5!!!
El “casoplón” de Pablo Iglesias le convierte en casta
Un 155 para Cataluña más duro y sin complejos
Pablo Casado se estrena como líder en Madrid, bajo la tutela de Cospedal
Cifuentes y las amistades peligrosas
¿Y los ERE en Andalucía, no son corrupción?
España
