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Blogs Pido la palabra por Paloma Cervilla

Esperanza Aguirre, una despedida sin gloria

Paloma Cervilla el

No sé si lo merecía o no. Quizás no por su gestión política, con más luces que sombras, y si no ahí está la pujante Comunidad de Madrid, una de la que más crece en España y con menor nivel de desempleo. Pero quizás sí por elegir a las personas equivocadas, por no actuar con rapidez contra la corrupción que la rodeaba, por mirar para otro lado o por no darse cuenta del presunto saqueo del dinero público que, hasta antes de ayer, estaban realizando Ignacio González y Francisco Granados.

Esperanza Aguirre se fue ayer de la política sin ninguna gloria, agachando la cabeza y arrastrando los pies, derrotada y hundida. Para los que la hemos conocido, y sufrido, en sus momentos de gloria, era una imagen triste, porque ver a quien manejó la Comunidad y los resortes de poder con mano de hierro, con una imagen muy alejada del corte liberal que muchos creían ver en ella, abandonar un barco a la deriva como es el PP de Madrid era la constatación de que en la vida política hay que saber irse en el momento oportuno.

 

Lo fue todo y se ha quedado en nada. Desafió a su partido, a sus dirigentes, dio lecciones de moralidad y quiso ser un alma libre. Todo eso le ha pasado factura porque nadie le perdonará que en los peores momentos de la crisis económica y de la historia del PP ella levantara la voz contra Rajoy y su Gobierno

Hoy en el PP nadie llorará su marcha, todo lo contrario.

Yo me quedo con la Esperanza mediática, con la rebelde, con la descarada, que tanto juego ha dado a la prensa durante estos años. Me quedo con la Esperanza con la que me cité una mañana de San Isidro en el Hotel Wellington para arreglar nuestras cuitas profesionales, con aquella mujer a la que le dije lo que creo que jamás le he vuelto a decir a un político, y hoy lo puedo contar: “Esperanza eres una desleal”. Me quedo con aquella política que regalaba titulares y con la que me batí en duelo aquella maraña de la primavera madrileña.

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