El pasado día 1, la presidenta de UPyD, Rosa Díez, inauguró el II Congreso Nacional de su partido anunciando a bombo y platillo que rompía el pacto que mantenía con el PSOE e IU en Asturias. Con este anuncio se garantizaba grandes titulares y un interés mediático sobre un congreso que no hubiera pasado de ocupar un pequeño espacio en los medios de comunicación. Una estrategia muy bien diseñada para atraer la atención durante todo el fin de semana.
Pero como siempre sucede cuando se construyen castillos en el aire, la realidad ha terminado por demostrar que detrás de este anuncio de ruptura no había nada. Los hechos han dado la razón a los que pensábamos que Rosa Díez solo quería acaparar titulares, ya que cinco días después de esta supuesta ruptura, el parlamentario de UPyD en el Principado volvió a votar con el PSOE en el Parlamento asturiano para sacar adelante una ley, que permite a la Comunidad endeudarse en 72 millones de euros.
Y hay más, la enemistad no era tal, y hoy volverán a sentarse juntos para negociar los presupuestos de 2014.
¿Dónde está la ruptura anunciada por Rosa Díez? ¿En qué han quedado esas declaraciones en las que se aseguraba que UPyD no aceptaba chantajes?
Los ciudadanos parecen que empiezan a tomar buena nota de estas maniobras ejecutadas por políticos que solo buscan presencia pública a costa de lo que sea, pero que tienen poca solidez en sus argumentaciones. La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es un reflejo del desencanto ciudadano y del declive de estas formaciones políticos de temporada. UPyD ha bajado en intención de voto del 8,8 al 7,7 por ciento, por algo será.
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