Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona, una aventura maravillosa facilitada por una consideración profunda de lo que reclama la naturaleza del niño, como el respecto por su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su sed de silencio y de belleza. Más sobre «Blog de Catherine L’Ecuyer»