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Leonard Cohen y el zapatero toledano

María José Muñoz el

Necesitaba unas zapatillas de estar por casa. Así que paré el coche en aquella zapatería de zapatos baratos del barrio de Palomarejos mientras observaba por los cristales las ofertas colgadas del escaparate: “Liquidación. Señora. Desde 10 euros”. “Zapato caballero piel. Desde 20 euros”.
Al entrar me recibió una profunda voz que cantaba: “Like a bird on the wire, like a drunk in a midnight choir, i have tried in my way to be free” (como un pájaro en el alambre, como un borracho en un coro de medianoche, he tratado de ser libre a mi manera).
-Anda, Leonard Cohen, me dije en alto, asombrada por el hecho de que el mismo día en que el mundo había conocido la muerte del cantautor canadiense, su voz estuviera sonando en el interior de una modesta zapatería de barrio en la ciudad de Toledo.
-¿Lo conoce?, me preguntó ilusionado el zapatero tras el mostrador.
-Claro, es Leonard Cohen. Ha muerto hoy, contesté pidiendo tristeza solidaria en los ojos de aquel hombre de mediana edad, calvicie incipiente y algo de sobrepeso.
-No me diga que a usted también le gusta. Llevo todo el día poniendo sus canciones. Es mi homenaje particular.

Mientras buscaba las zapatillas y el zapatero atendía a dos clientas que ya estaban dentro probándose unos zapatos de tacón para la boda de la sobrina de una tal Luci, la voz de Cohen bramaba “there is no cure for love” (el amor no tiene cura), mientras el hombre, de mejillas sonrosadas, me miraba de reojo mientras yo cantaba bajito “now, Suzanne takes your hand and she leads you to the river. She’s wearing rags and feathers from Salvation Army counters” (ahora Suzanne te toma de la mano y te conduce hacia el río. Lleva pieles y harapos de los almacenes del Ejército de Salvación).

En ese momento sonó el teléfono y el zapatero contestó.
-Dime cielo…sí, sí, claro. En cuanto cierre, si puedo hacerlo un poco antes me pasó por allí y te los compro. A ver si llego pronto esta noche al pueblo. Hasta luego, preciosa.

Cohen cantaba en ese momento: “And you want to travel with him, and you want to travel blind. And you think maybe you’ll trust him. For he’s touched your perfect body with her mind”. (Y quieres viajar con él, y quieres viajar a ciegas, y sabes que podrás confiar en él porque ha tocado tu cuerpo perfecto con su mente).

Las mujeres me dejaron pagar antes mientras se decidían a última hora por el charol o la piel falsa de cocodrilo. Me dirigí hacia la puerta.

“Or I’d crawl to you babe and I’d fall at your feet. And I’d howl at your beauty. Like a dog in heat”. (Pero yo gatearía por ti nena y caería a tus pies y aullaría a tu belleza como un perro en celo).

-Vuelva cuando quiera, encantado de conocerla.
-Muchas gracias. Lo mismo digo.

“…please, please. I’m your man” (…por favor, por favor, soy tu hombre)

Cerré la puerta.
Afuera sonaba el invierno.

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