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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

La balacera de Catia

Ludmila Vinogradoff el

La balacera de Catia empañó la histórica y espectacular consulta  popular, convocada por la oposición el 16 de julio, asesinando a la enfermera Xiomara Scott, de 61 años, y dejando heridas de bala a tres mujeres más, que estaban haciendo cola para votar en el centro electoral de la iglesia del Carmen en la avenida Sucre, al oeste de Caracas.

La muerte de Xiomara Scott aumenta a 96 víctimas mortales que ha provocado la represión durante los 117 días de protesta antigubernamental. El domingo fue el clímax, el día en que los 7,6 millones de venezolanos salieron a manifestar en masa que querían cambiar de gobierno.

La enfermera Xiomara Scott

 

Los asesinos encapuchados y  armados con sus pistolas de comisión,  llegaron disparando a mansalva contra los electores que querían castigar a Nicolás Maduro en las urnas. Se escucharon uno, dos, tres tiros seguidos y luego perdieron la cuenta de la balacera contra la multitud indefensa que salió corriendo para protegerse.

Todo comenzó por la mega cola de votantes que iban a sufragar ese domingo en la populosa Catia, antigua zona chavista, que ahora votan contra Maduro y su régimen. El punto soberano desbordaba de opositores mientras que del otro lado había muy poca gente vestida de rojo a 100 metros del Parque del Oeste, donde el régimen instaló su centro electoral para el simulacro de la constituyente comunal.

El terror de los pistoleros

La opositora Mesa de la Unidad Democrática ya había advertido sobre lo peligroso de que el régimen quisiera hacer el ensayo de su comicio el mismo día de la oposición. Pero Maduro no hizo caso y ahí están los resultados sangrientos de su capricho.

Ese contraste entre mucha gente de un lado y poca gente del lado oficialista fue lo que desató la envidia y la violencia  de los pistoleros contra los votantes opositores. Su objetivo era aterrorizarlos para que no siguieran votando. Así lo contó el diputado opositor Tomás Guanipa.

A fin de cuentas las bandas paramilitares de los “colectivos” chavistas se sienten guapos y apoyados por Maduro porque dijo que su constituyente iba con “balas” aunque no tuviera “votos”. Así el régimen ha soltado todos los demonios para perseguir, encarcelar y aniquilar a todo el que piense distinto, que ahora es la gran mayoría de más de 80 por ciento de la población.

Los “colectivos” intentaron destruir el material electoral de Catia pero los miembros del centro corrieron hacia la iglesia del Carmen para protegerse y resguardar las urnas.

Detrás de los pistoleros se colocaron los uniformados policiales y militares cruzados de brazos sin proteger a los catienses.

Ese domingo era el día del Carmen y la iglesia de la virgen del Carmen extendió sus alas para cuidar a los ciudadanos mientras los cercaban los pistoleros chavistas. El asedio duró más de dos horas. El cardenal Jorge Urosa Savino tuvo que intervenir y mediar para que las 300 personas pudieran salir sanas y salvas.

 

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