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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

Los guerreros de las protestas

Ludmila Vinogradoff el

La Plaza Altamira  del municipio Chacao es más que un punto de encuentro, de ligues, de movilización y de entretenimiento en la convulsionada Caracas. Ahora y desde hace casi 60 días es el cuartel general de un grupo de jóvenes que se autodenominan los guerreros de la “Resistencia”, que acompañan las protestas de la oposición y se enfrentan a las fuerzas de seguridad.

Los guerreros encapuchados

También se definen como los “escuderos” o “protectores” de los manifestantes que han ocupado la conocida Plaza Francia, inaugurada por el ex presidente Francois Mitterrand. Se han tomado muy en serio su papel protagónico en los choques y enfrentamientos que sostienen a diario con los efectivos de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional.

Escuderos

Este grupo de guerreros encapuchados, que oscila entre 50 y 200 jóvenes en Plaza Altamira, según censos de la Alcaldía de Chacao, no pertenece a ninguna organización que responda por su activismo en la ola de protestas antigubernamentales que desde hace dos meses tienen en jaque al régimen de Nicolás Maduro.

Los choques con las fuerzas bolivarianas de seguridad derivan en violencia. Estos muchachos se enfrentan  con piedras y algunas veces con bombas molotov o de “puputov” de excrementos contra las tanquetas y los uniformados. Viven en las zonas populares de Petare,  Catia, El Valle y La Vega.

Escuderos

La brutal represión ha dejado unas 60 víctimas fatales, más de 10.000 lesionados por los gases lacrimógenos y más de 2.980 detenidos. La cifra de presos políticos ha subido a 303 personas, “es la cifra más alta registrada desde 1958”, afirma el Foro Penal Venezolano.

Nadie ha medido la efectividad de los “guerreros de la resistencia” al acompañar a los manifestantes en las marchas. Es decir, si su lucha contra los uniformados beneficia de alguna manera a la oposición o si generan  más violencia.

Los héroes anónimos

Lo cierto es que nadie de la oposición se ha responsabilizado por estos guerreros que surgen de manera espontánea. Henrique Capriles ha afirmado que la oposición no está vinculada a estos grupos de jóvenes.

Pedro Luis es un muchacho de 15 años que se encapucha con su camiseta para que “no lo reconozcan”. Se define como “escudero” porque protege a los marchistas. Sus padres no saben que va a la Plaza Altamira en lugar de ir a su liceo. “Es que no tenemos clase”, nos dice. “El salario mínimo no alcanza ni para comer”. El no es de la oposición ni del oficialismo. Solo quiere luchar para que esta crisis acabe de una vez y vuelva la paz.

Otros jóvenes como Pedro Luis se han infiltrado entre los guerreros pero no para luchar co

La guerrera

ntra los uniformados sino para robar a los transeúntes. Se tapan igualmente el rostro, se fabrican sus escudos de cartón y se cuelgan cualquier suvenir o collar que consiguen en la calle. Muchos de ellos se drogan.

Estos jóvenes infiltrados se paran en los semáforos para pedir dinero, atracar o bloquear las calles con barricadas para desnaturalizar las protestas y confundir a los manifestantes. Son los mismos azotes de los barrios que ahora también invaden las zonas residenciales.

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