Una comunión sin nadie de la familia salvo su madre y los fotógrafos de la revista Hola donde saldrá la exclusiva. Así es como las niñas de la baronesa Thyssen, Carmen y Sabina, han celebrado el sacramento en una iglesia de San Juan de Casselles, en la localidad andorrana de Canillo, que no ofrece culto y sólo está abierta para las visitas. De esta manera las hermanas de Borja Thyssen han vivido el que se supone será uno de los días más emotivos para el recuerdo a pesar de las grandes ausencias y la manera tan solitaria en que han celebrado esta ceremonia. Borja y Blanca no han acudido con sus cuatro hijos porque nadie les invitó ni siquiera anunció ese acontecimiento como tampoco le participaron a Manuel Segura, el padre de Borja, y con quien Tita siempre cuenta cuando le necesita. Habrá muchas fotos en la revista y un hecho indiscutible como es la cruda realidad de que a pesar de los pactos y el acercamiento de Tita con su hijo Borja al final la realidad es que esa relación no es tluida y normal como aparenta dado que las niñas no tienen ningún contacto con Blanca y los niños y es que han sido siete años de guerra declarada y cero relación entre Tita y la familia de su hijo por lo que ya se sabe que sin ronce no hay cariño y de ahí que sean unos auténticos desconocidos para unas pequeñas que en cuestión de pocos años serán dos adolescentes. Tal vez de aquí a entonces entre todos consigan que haya más comunicación y contacto y definitivamente puedan hacer una vida y unas celebraciones más concurridas y alegres.