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Blogs Corazonadas por Beatriz Cortázar

María Pineda, la luchadora que nunca dejó de sonreír

Beatriz Cortázar el

Han pasado ya más de seis años cuando una tarde coincidí con María Pineda en el salón de manicura de una amiga común. Recuerdo perfectamente cómo estábamos las dos hablando de nuestras cosas y María no paraba de toser. Me estaba recomendando unas cremas estupendas para no recuerdo qué y un sitio especial con unos tés que desde entonces sigo tomando. “El té tibetano ya verás qué bien te funciona para quitar grasas”, decía. Y yo anotaba cada consejo porque María sabía de eso un rato largo. Pero su tos me preocupó. “Deberías mirarte y dejar el tabaco”, le aconsejaba. “Sí me voy a hacer unas pruebas”, recuerdo me dijo. Días después, tal vez semanas o algún mes, me enteré que le habían diagnosticado un cáncer de pulmón y que la cosa no apuntaba bien. Desde ese momento María nos enseñó cómo hay que poner una sonrisa incluso a los diagnósticos más desagradables. Con esa belleza racial que la hizo ser una de las modelos más retratadas en los 90 y ese cuerpo serrano María se enfrentaba a su peor enemigo pero desde su calma y buen rollo habitual. Positiva y con un talante que era digno de todos los elogios maría se sometía a sus tratamientos y sólo aparecía cuando las fuerzas le acompañaban. Sus amigos más íntimos, como el actor Jorge Lucas o mi querida Patricia Torres, sabían mejor que nadie cómo era la batalla y cuántos embistes había toreado ese mes. Empezó en una clínica de Madrid pero cuando le dijeron que no había nada más que hacer decidió probar terapias alternativas y de ahí que junto a la hermana de Norma Duval, Carla, viajaran hasta Alemania para someterse a un sistema distinto que en María dio sus frutos pero en la pobre Carla no germinó. La muerte de su amiga en desdichas fue un mazazo muy duro para una María que se refugiaba entre Marbella y Granada donde junto a su pareja decidió vivir todos estos años de pugna diaria contra un cáncer que finalmente ha terminado llevándosela de nuestro lado. Aunque en la enfermedad es verdad que la gente se vuelva en el caso de maría no ha hecho falta que recordaran su drama puesto que es una mujer que jamás pudo hacer mal a nadie ya que esa palabra no formaba parte de su diccionario. Modelo profesional saltó a la fama del mundo del corazón en los 90 a raíz de su romance con el bailarín Joaquín Cortés con quien siempre se llevó de maravilla. Ni siquiera en la ruptura hubo dolor o despecho por parte de María. Era señora para eso y más. Por eso recordar hoy a María es visualizar una enorme sonrisa llena de dientes blancos y bordeada por dos hoyuelos. Con pelo o peluca, en su talla o con túnica, su belleza siempre estuvo por encima del cáncer. Es lo que tiene ser tan o más hermosa por dentro que por fuera: que no hay tratamiento ni dolor por fuerte que sea que pueda con la sonrisa de una mujer alegre, optimista, vital y muy buena. Que su actitud sirva de ejemplo para los que nos quedamos aquí. D.E.P.

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