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Blogs Corazonadas por Beatriz Cortázar

La duquesa , inseparable de Alfonso

Beatriz Cortázar el

Ni un minuto tuvo Alfonso Díez para alejarse de su novia la duquesa de Alba en la boda de Carmen Solís Tello y Agustín Aranda. Ni un minuto porque desde que la pareja llegó a iglesia de la Anunciación de Sevilla, todo el mundo que estaba en la calle se lanzó a aclamarlos al grito de “¡guapa! ¡guapa! (por Cayetana)” mientras les animaban a que celebren su boda con proclamas tipo “¡cásate duquesa!”.

Está claro por qué la aristócrata es feliz en Sevilla. En esa ciudad la adoran y de ahí que quiera que sus cenizas descansen en la iglesia de la Hermandad de los Gitanos y no en el panteón de Loeches propiedad de los Alba. Pero la boda de la hija del marqués de la Motilla y Carmen Tello sirvió una vez más para comprobar cómo la duquesa es quien lleva las riendas de su relación y Alfonso la persona que le hace feliz. Estuvieron inseparables, y cuando digo inseparables es con todo el significado de esa palabra dado que en ningún momento se soltaron del brazo.

Durante el cóctel ocuparon un lugar del patio central y por allí desfilaron todos cuantos quisieron saludar a Cayetana y conocer a su novio. La aristocracia sevillana en pleno fue testigo de la unión que mantienen y especialmente Eugenia Martínez de Irujo que también acudió al enlace de la hija de la mejor amiga de su madre. Por cierto Eugenia estuvo muy simpática con Espartaco al igual que con su ex novio Litri que estaba con su mujer Carolina Herrera.

Eso sí, la benjamina de los Alba se fue sola mientras Espartaco siguió la fiesta con un íntimo amigo y muchas ganas de pasar una velada tranquila. Tal vez por eso no se tropezó con su ex mujer Patricia Rato. De una forma muy educada los dos optaron por evitarse.

boda alba
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