Micrófonos ocultos en el Garden

Podía haber sido una película de Tom Cruise, de esas que tanto le gusta protagonizar al veterano actor estadounidense, pero nada más allá de la realidad. Lo ocurrido en el Madison Square Garden, al más puro estilo Los Soprano, es ya historia de la NBA.

Todo comenzó el día que Carmelo Anthony y Kevin Garnett se enzarzaron en una pelea que terminó con la estrella de los Knicks esperando al pívot de los Celtics en el aparcamiento para “cantarle las cuarenta”. Anthony nunca quiso desvelar en público lo que le había dicho Garnett sobre la pista. Tan solo aclaró que habían sido cosas que traspasaban el nivel de lo deportivo. De lo “asumible” dentro de una cancha profesional de baloncesto.

Días después, en el siguiente partido de los Knicks, en casa, el propietario de la franquicia, James Dolan, mandó colocar sendos micrófonos ocultos en los fondos de la cancha y encargó a dos técnicos seguir a Carmelo por toda la banda con unos aparatos transmisores que grabaran todo lo que le decían a su jugador franquicia.

Un acto que pasó desapercibido en un primer momento, pero que ha sido confirmado por varias fuentes al “The Newark Star Ledger”, un diario sensacionalista americano. Según el periódico, la intención de Dolan no sería otra que grabar lo que los rivales le decían a Carmelo, con intención de denunciar un ataque furibundo contra su jugador. Un extremo que los Knicks no han querido confirmar, pero del que otros medios solventes, como la ESPN, sí se han hecho eco.

Hasta que trascienda algo más, lo único que parece claro es que los Knicks han encontrado una fórmula para evitar que los rivales puedan encender a su estrella, que ya se perdió un partido por culpa de la sanción recibida tras el enfrentamiento con Garnett.