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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

LeBron le gana la partida a Figo

Emilio V. Escudero el

No hubo cabeza de cochinillo en la cancha ni botella de JB. De hecho, no pasó nada especial en el regreso de LeBron a Cleveland tras su marcha el pasado verano rumbo a las playas del sur de Florida. Muchos gritos y algunas pancartas que el otrora «Rey de Ohio» acalló con una actuación fenomenal (38 puntos y8 asistencias), quizá la mejor desde que viste la camiseta de los Heat. Vamos, que el ambiente que se encontró LeBron en su antigua casa no fue para tanto. Ya hubiera firmado Figo algo así en su vuelta al Camp Nou con la camiseta del Real Madrid.

LeBron llegó al «Quicken Loans Arena» dos horas y pico antes de que empezara el partido, ataviado con los clásicos cascos que se han puesto de moda en la NBA, vestido completamente de negro y con una chaqueta en la que podía leerse la leyenda «Time to roll» (Empieza la marcha).

Y tenía razón, porque minutos después se abrieron las puertas de «The Q» y la gente empezó a poblar las gradas con camisetas y pancartas alusivas a su «traidor» favorito. Según la policía, los incidentes no pasaron de la retirada de varias pancartas y de alguna camiseta ofensiva (¡madre, si a la policía española se le ocurriera hacer eso en los campos de fútbol y baloncesto!), pero hubo otras muchas que pasaron el corte. «The Lying King» (El Rey mentiroso), parodiando la película de «El Rey León» de Disney; «Cuidado, hay un traidor en la ciudad esta noche»; «LeBronsucks», que vendría a ser un LeBron apestas, en castellano.

Pero entre todas, a un servidor le llamó la atención un modelo de camiseta, bastante visible en las gradas, que con letras blancas y en fondo negro mandaba un mensaje claro hacia LeBron: «Víctima». Así de sencillo. Ese era el sentimiento generalizado en Cleveland. Así se sentían la mayoría de los aficionados de los Cavs después de que Lebron se marchara a Miami para, según él, ganar los títulos que no había podido lograr en su casa.

A pesar del ambiente en contra, LeBron no evitó su ritual habitual previo al arranque del partido. Tras el paripé de los polvitos, James se acordó de que jugaba en «casa», firmando la mejor actuación con su nuevo equipo. 38 puntos, 8 asistencias y una sensación de superioridad que no había demostrado hasta el momento con el número 6 a la espalda.

Los Heat ganaron de calle (90-118), LeBron se marchó contento y el público, resignado. Un sentimiento compartido con Dan Gilbert, dueño de los Cavs, que dejó un esclarecedor mensaje en su twitter: «El mejor jugador de baloncesto de la historia dijo una vez: Mi dolor era mi motivación». Justo lo que le pasó a LeBron. ¿Será este el despegue de los Heat?

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Emilio V. Escudero el

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