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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

El «Expediente X» de Calderón

Emilio V. Escudero el

El 10 de julio de 2008 debía ser un día feliz para José Manuel Calderón. Su renovación por los Raptors se hacía oficial, lo que le convertía en uno de los bases más reconocidos de la NBA, en uno de los equipos jóvenes con más futuro. La vida le sonreía al extremeño, que ha visto cómo ese día empezaba el principio de una mala racha que aún no conoce el final.

Lesiones, pérdida de la titularidad, ausencia de los play offs, adiós al Mundial en el último momento… todo le ha salido mal a Calderón desde que firmó aquel contrato de 40 millones de dólares por cinco años. En su primera temporada como «base titular», Calderón lo bordó en el apartado personal. A su récord de tiros libres anotados de forma consecutiva (87), Calderón añadió 12,8 puntos y 8,9 asistencias por partido. Sus mejores números desde que llegó a la NBA. Aún así, el equipo se quedó fuera de la postemporada tras firmar un pobre balance de 33 victorias y 49 derrotas, en una temporada en la que Sam Mitchell abandonó el banquillo canadiense para cederlo a Jay Triano.

El estatus de Calderón no varió en la siguiente temporada, la 2009-2010, pero sí su rendimiento sobre la cancha. A pesar de perderse el Europeo de Polonia para mejorar una lesión en el tobillo, el arranque de temporada del español no fue bueno, lo que acabó relegándole al banquillo en beneficio de Jarrett Jack, el sustituto de T.J. Ford como escudero de Calderón. Primero fue la cadera, luego el tobillo y, por último, un corte en el codo. Todas las dolencias imaginables para cortar la progresión del «8» de los Raptors y del resto del equipo, que vio cómo su aspiración de entrar en los play offs se iba de nuevo al garete. Calderón volvió a perderse catorce partidos de liga regular y apenas disputó la mitad como titular. 10,3 puntos y 5,9 asistencias fueron su carta de despedida antes de enrolarse en el equipo nacional para disputar el Mundial.

La sonrisa que había lucido durante toda la preparación del torneo se borró de golpe a última hora. Una rotura de fibras le apartó de Turquía. Otra nueva decepción que añadir a su larga lista de desgracias de los últimos años. Luego vendrían su traspaso frustrado a los Bobcats y la salida del equipo de Chris Bosh, la gran estrella y uno de sus mejores amigos dentro del vestuario. Con ese panorama, las expectativas del español no iban más allá de lucirse para poder optar a un cambio de aires en febrero, pero su arranque de temporada está siendo desastroso. La peor versión de Calderón desde que llegó a la NBA hace seis años. Apenas 6,4 puntos y 5 asistencias por partido, un acierto triple del 20% y apenas un 62% en el tiro libres. Una radiografía perfecta del mal momento que atraviesa el extremeño, que no encuentra razones para tan bajo rendimiento.

Y no las hay. Físicamente se encuentra a un buen nivel, no tiene problemas con Triano (o eso es lo que pregona a los cuatro vientos) y sus compañeros siguen viéndole como un jugador clave dentro del vestuario. Nadie se explica por qué ha dejado de ser ese jugador determinante de antaño. Ese recuperador de balones, letal al contragolpe y que era una amenaza constante desde la línea de tres. Le falta confianza y le faltan socios, sí, pero eso es algo que también afecta a Jack y éste sí está respondiendo desde la titularidad. La situación de Calderón sigue siendo un «Expediente X» pendiente de resolver. Sólo él puede empezar a dar luz a un caso que se escapa a la lógica si quiere que su futuro siga ligado a la NBA. 

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Emilio V. Escudero el

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