La consternación que atraviesa Brasil desde que su estrella, Neymar, cayó lesionado en cuartos de final del Mundial no debe hundir ni al equipo ni al país. Hay ejemplos en el deporte sobre conjuntos que superaron la ausencia de su mejor jugador para terminar alcanzando el éxito.
Ese fue el caso de España y Pau Gasol en el Mundial de Japón 2006. Quedaba un minuto y medio cuando el pívot español, gran referente y auténtica estrella de aquel equipo, caía lesionado en las semifinales ante Argentina con el marcador aún en el aire. Las caras desencajadas en el banquillo y los rostros de la afición presente en Japón y de los que veían el encuentro en España, cambió de repente.
Ni siquiera el triunfo y el pase a la final cambió un ápice la angustia por la pérdida del mejor jugador de cara al encuentro decisivo ante Grecia. Los siguiente días fueron más de tratamiento psicológico que táctico. Con Pau en el dique seco, tocaba remar todos juntos en la misma dirección. Aprovechar la ausencia como acicate, un ejemplo que podría seguir Brasil a la hora de encarar lo que resta de Mundial, en el que no podrá contar con Neymar, su máximo goleador hasta el momento.
Una entrada desafortunada de Zúñiga le ha dejado postrado en una camilla durante algunas semanas, aunque, como él mismo reconocía, su sueño no se ha terminado. Brasil aún puede ser campeón y, como ha reconocido Scolari, deben empezar a convertir esa «catástrofe en triunfo».
Para ayudarle con el trabajo piscológico, Scolari cuenta con la psicóloga Regina Brandao, que ha vuelto a Granja Comary para ayudar al grupo a mejorar su confianza de cara al encuentro ante Alemania del próximo martes.
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