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El último viral que has visto puede que fuera falso

Muñoz Gómez Fernando el

Un viral es como un plato de arroz del chino: te llena de golpe pero después te lamentas cuando se pasa (rápido, muy rápido) el efecto saciante. Y lo es tanto para el que lo consume como para el que lo ofrece. El último viral que has compartido entre tus seguidores o que has mandado al grupo de Whatsapp familiar, ese que te ha hecho popular a base de «likes» y «ja-ja-ja» complacientes, puede ser mentira. Quizá hayas sido partícipe, sin saberlo, de difundir una campaña publicitaria encubierta o de ayudar a hacerse millonario a un «youtuber». Las redes están llenas de ejemplos de virales muy populares que resultaron ser falsos. En esta primera entrega veremos cinco ejemplos:

La mujer que se defiende de un hombre que la acosa

 

El vídeo logra el aplauso desde el primer visionado. Ver cómo alguien recibe ese castigo ante tal acto es de agradecer. Sin embargo, observando con calma, empezamos a notar cosas raras. En primer lugar, el agresor pone el brazo sobre la víctima y parece esperar a recibir el golpe, como si de un entrenamiento de defensa personal se tratara. En el combo final, con el hombre ya en el suelo, se repite el mismo patrón. Parece una combinación ensayada donde él espera el golpe para cambiar de posición. Además, es terríblemente sospechoso que la mujer, tras el golpe final, pulsa el botón y las puertas del ascensor se abren. Un «timing» demasiado perfecto para ser real. Tan veraz como cuando en las películas el protagonista siempre encuentra sitio en la puerta del lugar al que va. Buceando en internet se descubre pronto que la protagonista del vídeo es Du Qiao, una actriz y presentadora de la televisión china que está casada, además, con una estrella de muay thai. Todo muy raro pese a que no hemos encontrado la motivación real tras el vídeo: ¿Intento de protagonismo de ambos famosos? Probablemente.

Avión destruido por un extrabajador

 

Otro viral con un gran éxito. Y al igual que el anterior, lo ha logrado porque ejemplifica sentimientos que prenden como la pólvora en internet. En este caso se trata de la reacción descontrolada de un exempleado contra su jefe. El vídeo, según ha compartido todo el mundo en las redes, muestra a un extrabajador destrozando con una grúa un avión del aeropuerto en el que estaba contratado. La realidad es diferente: el hombre sigue trabajando en ese aeropuerto y lo que muestra el vídeo es su labor diaria, ya que es un desguace de aeronaves. Se trata de un caso de viral falso más o menos habitual: se coge un vídeo antiguo de otra cosa y se hace pasar otra.

La pirámide Maya descubierta por un niño

 

Esta noticia despertó asombro entre los lectores y escepticismo entre los expertos. Era sospechoso, aunque estaba muy bien atado. En primer lugar, porque el medio que comenzó la historia, Le Journal de Montreal, cuenta con los avales necesarios. En segundo, porque la historia es verídica. Y lo tercero (y más importante) porque no es mentira al 100%. Es un titular hinchado que todo el mundo replicó. Yaiza Santos, corresponsal de ABC en México D.F. habló con Daniel Juárez Cossío, arqueólogo responsable de la sala maya del Museo de Antropología, en la Ciudad de México, que pone en duda, para empezar, la hipótesis del joven Gadoury de que los mayas construyeran sus poblaciones siguiendo las constelaciones. «Todos los asentamientos humanos han buscado tierras fértiles, cercanía al agua y vías de comunicación», asevera. Juárez Cossío hace hincapié en que los mayas tampoco tenían la tecnología para ubicar con esa precisión sus ciudades con las estrellas. Además, es tajante: «Pensar que cualquiera de los tres códices mayas que conocemos, el Madrid, el Dresde o el Tro-Cortesiano, constituye un mapa de las ciudades prehispánicas es no entender lo que es la civilización maya». El problema de este viral radica en que comienza con una verdad: el niño acudió a la Agencia Espacial Canadiense. Allí le ayudaron con su trabajo y hasta presentó su proyecto. Además, evidenció que con su técnica (toda la información sobre su método aquí) se podía observar a través del satélite una estructura rectilínea de origen humano. Todo era real, pero esa realidad no se reflejó en la verdad que contó el medio. Y es que ahí quedó todo: No hubo trabajo de campo, no se comprobó la antigüedad (escasa) de la construcción ni nada científico. Luego la prensa canadiense conoció la historia y no refutó nada, simplemente contó «una verdad» procedente de una sola fuente sin contrastar nada. Y claro, ser el altavoz de un niño no puede traer nada bueno.

Hace un reto viral y se queda calva

 

Muchos vieron el vídeo de una joven china que, tras tratar de comerse una mazorca de maíz clavada en un taladro (no pregunten por qué), se queda calva cuando su cabello se engancha en la máquina. Sorprende que la reacción de los que lo ven sea  más dolorosa que la propia protagonista. Es curioso cuanto menos. Además del terrible dolor que no expresa, muchos sospechan que ante tal tirón lo normal hubiera sido que se hubiera arrancado todo el cuero cabelludo. Otro hecho sospechoso: hay un segundo vídeo con la protagonista en el médico con la calva al descubierto. Pues bien, ese vídeo ha sido subido por Geek World, autor de otros virales falsos muy populares. En este caso, no se puede confirmar al 100% la sospecha de la falsedad del vídeo, pero todo apunta a ello.

Un rugido en HD en medio de la montaña

 

La marcas han encontrado en los vídeos virales un método de conseguir mucha publicidad al mínimo precio. Como ejemplo de este tipo de virales tenemos la grabación de una joven que escapa del ataque de un oso sin darse cuenta. Según la noticia, la chica pasó un día de montaña en las pistas japonesas de Hakuba 47 grabándose con su GoPro (no, esta no es la marca que anuncia. No es tan evidente) y cuando llegó a casa para ver los vídeos se dio cuenta de que un oso le había perseguido. «¡Dios mío! Estaba repasando los vídeos de snowboard y he descubierto que un oso me perseguía. ¡Casi me come!», puso en la descripción de YouTube. Las reproducciones y los clic empezaron a llover pese a que era el segundo clip que sibía en una cuenta de apenas varias semanas. Todo era demasiado sospechoso. En primer lugar por lo sorprendente del hecho, en segundo por la calidad del vídeo y tercero por lo raro que es que se ajuste los cascos y empiece a cantar mientras se tira con la tabla. La calidad del audio del chaval tarareando es asumible: está cerca la cámara. Pero no que el oso se escuche tan claro; tanto que parece (y es) un efecto de sonido, ya que está demasiado lejos. Más allá de las conjeturas y las pruebas, en este viral encontramos al menos un ápice de cordura. La marca que encargó el vídeo,Outdoor Tech, reconoció en su Facebook que era falso. Les salió tan bien que hoy todavía siguen haciendo bromas con el vídeo original.

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Muñoz Gómez Fernando el

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