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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Wonderwall de Oasis

Wonderwall de Oasis
Álvaro Alonso el

El grupo Oasis reedita estos primeros días de octubre en formato de lujo su segundo disco (What´s the Story) Morning Glory?, un éxito clamoroso de dimensiones desconocidas hasta entonces y nunca repetido por un grupo independiente salido de las islas británicas.

 No hay que olvidar empero que los dos primeros discos de Oasis fueron editados por Creation, la emblemática disquera de Alan McGee, después de ser vendida a la poderosa Sony.

Creation había dado lugar a una pléyade de artistas verdaderamente intimidante, desde Jesus & Mary Chain a Primal Scream, de My Bloody Valentine a Saint Etienne, Teenage Fanclub o Guided By Voices; House of Love, Sugar, Velvet Crush… Una lista que es como para hacer reverencias a la valentía de McGee y Foster a la hora de invertir el dinero en artefactos musicales en principio poco rentables pero que en gran medida iban a ser los que cimentarían el pop en las islas británicas en las dos últimas décadas del siglo XX.

McGee vendió a Sony la compañía Creation, pero siguió trabajando desde dentro cuando contrata a unos jóvenes con flequillo beatlémano capitaneados por los hermanos Gallagher. Editan un primer single llamado “Supersonic”, que es ya una declaración de intenciones. No tardan en convertirse en todo un acontecimiento que trasciende lo estrictamente musical con su primer elepé, Definitely Maybe, de 1994. Y, al año siguiente, con la publicación del magistral (What´s the Story) Morning Glory?, la escalada hacia el éxito se hace a tal velocidad que Oasis no puede evitar convertirse en banda sonora de una época, en signo de los tiempos en un fin de siglo que va a ver desaparecer los vinilos (aunque llegaron a publicarse ambos discos de Oasis en este formato a la vez que en cedé) y que va a tener en la figura de Oasis el canto del cisne de la hegemonía del pop británico en el mercado discográfico internacional.

La culpa de la ascendencia y caída de Oasis estaba en unas canciones gloriosas, universales. Entre ellas “Wonderwall”, canción hermética de gran belleza y simplicidad que te arrastra sobre la alfombra mágica de la voz de Liam Gallagher propulsada por la acústica de Noel Gallagher, entre escobillas y acordes al piano con cellos y violines aportando el fondo atemporalmente dramático. Todo un himno. El lugar más elevado al que el pop supo llegar antes de su desaparición tal y como lo conocimos.

Un recuerdo: fue en las Ventas el 18 de julio de 1995 cuando no pudieron venir a tocar los REM en la gira de Monster y fueron sustituidos por unos The Cure que estuvieron espléndidos. En el cartel de aquella noche inolvidable, para abrir boca, de teloneros, una poco menos que desconocida banda británica cuyo nombre era Oasis. Liam apenas si se levantó del monitor de sonido donde estaba sentado durante todo el concierto. Orgullosos, soberbios, irónicos, fascinantes, flemáticos, salvajes, así son estos ingleses. Tal vez por eso algunos no podemos dejar de admirarlos.

 

 

 

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