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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Las canciones de Carlos Zanón en “Yo fui Johnny Thunders”

Las canciones de Carlos Zanón en “Yo fui Johnny Thunders”
Álvaro Alonso el

Fue en la Feria del Libro de Madrid de este año, cuando como me suele pasar a menudo, el destino me llevó a donde él quiere, y así aparecí frente a Carlos Zanón, que parecía esperarme en la caseta de RBA para firmar su última novela titulada Yo fui Johnny Thunders.

El título reverberaba en mi cabeza desde que leí lo que escribió David Morán a principios de año, comparándolo con Jim Thompson. También por un programa especial que hizo Diego Manrique inspirado en este libro, aunque con canciones que no aparecen en su mayoría mencionadas en el mismo.

Desde entonces he visto que hay quien lo compara con Juan Marsé. Y otros, con Vázquez Montalbán. Será porque hay que dar pistas, también los que escriben de música caen en la tentación de las comparaciones: que si se parecen a los primeros Pink Floyd, ya saben. Es por ayudar al comprador indeciso.

El caso es que en mi humilde opinión no sabría decir si Carlos Zanón hace exactamente novela negra. Más bien creo que es un gran escritor que puede llegar incluso a la inspiración poética y que se esfuerza en contenerse para aportar claridad descriptiva de primer plano y plano detalle, algo que suelo agradecer personalmente como lector.

No creo que el autor de Yo fui Johnny Thunders se regodee o pretenda abusar de la crudeza de lo que le ocurre a sus personajes, sino que más bien parece hablar de lo que conoce, de lo que incluso ama aunque sea en su sordidez, en su miseria, en su dolor.

Reconozco que en un momento dado de la parte final del libro te llega a faltar el aliento, y que sientes el deseo de que aquello se termine. También me ocurrió que el cúmulo de desgracias que llevan al desenlace podían haberse limitado en parte sin que el libro sufriera en absoluto.

Lo más interesante para mí de es justamente lo menos negro de la novela. Esto es, el intento de reinsertarse del protagonista, de tener una vida mínimamente normal, un trabajo que le de para pagarse unas cervezas, pagar un alquiler, poder ver a sus hijos. No es mucho, dirá alguno. Pues Carlos Zanón consigue con la magia de la ficción que encuentres reconfortante el bendito placer de las pequeñas cosas, y que vuelvas a acordarte de la compasión, incluso de la piedad. Tiene mérito, puesto que Francis, Mr. Franckie, el protagonista de la novela, es politoxicómano irredento.

El libro te engancha también con su urgencia a veces agónica, como la de una canción de tres minutos. Y canciones en el libro hay para dar y tomar. Desfilan por las páginas no sólo Johnny Thunders, sino también Willy De Ville, Roy Orbison, Stevie Wonder, los Sex Pistols, los Clash, Big Star, los Flamin´Groovies. Y otros más modernos, como Prefab Sprout, los Smiths o Pixies.

Sin embargo, en el momento en que parece que hay una última oportunidad de salvación para el protagonista, la canción estrella, la que abre una luz de esperanza al final del túnel, es de los Avett Brothers, un grupo mucho más reciente, entre el folk y el rock con acústicas, luminosos como un mediodía de agosto. La canción es “Live & Die“, incluida en su aclamado elepé de 2012 The Carpenter. No es ya el “Die Young, Stay Pretty” que cantaran Blondie. Aunque Francis, Mr. Franckie pertenece a esa generación, la que llegó a creer (se) que no había otra alternativa digna que la de “vivir rápido y morir joven”.

En la Feria del Libro, le pregunté a Carlos si al final la historia acababa bien, puesto que ya en el barrio, el músico de cierto éxito que vuelve a casa de sus padres se encuentra con sus antiguos amigos a los que no es que les haya sonreído mucho más que a él la fortuna. Lógicamente, a eso no me contestó. Lean Yo fui Johnny Thunders, prepárense para el viaje, corto pero intenso, y saquen sus propias conclusiones.

 

 

 

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